En la edad media, los monjes europeos salvaguardaron el saber y el conocimiento, literario y científico, incluyendo el arte de la elaboración de la cerveza.
Ellos la perfeccionaron con el empleo del lúpulo, que aporto su sabor y sus propiedades conservantes.
Hacia el siglo V, la cerveza se producía en los monasterios de Europa.
Muchas órdenes religiosas cultivaban cebada y vendían el excedente de cerveza para obtener ingresos económicos.
Los monjes fueron perfeccionado el proceso de fabricación hasta lograr una serie de pasos que todavía hoy se siguen utilizando en las cervecerías industriales.
La civilización del antiguo Egipto fue la primera en comercializar la cerveza, y fue tan popular que hasta se podía pagar impuestos con ella.
La palabra beer (vocablo ingles) proviene, posiblemente del germánico bier de cual se desprende el biere francés, el birra italiano, entre otros. Se cree que esta etimología deriva del infinitivo latino bibere, “beber”, pero que el germánico toma de la derivación “bebida”.